lunes, septiembre 02, 2002

Hablar del amor es un tema que nos interesa a todos.

Deseo mágico, reservado, irresoluble, misterioso, etéreo... ya lo decía Empédocles:

...Y lo que llamamos amor es el deseo de unirnos y de fundirnos y de confundirnos, como estábamos antes, en el seno del Dios globular que la discordia rompió”, el amor siempre ha desvelado desde los grandes filósofos hasta las personas más humildes, pues nadie escapa de sentirlo, queremos tenerlo a cualquier precio y se convierte muchas veces en un objeto demasiado codiciado.

Un deseo que, según Empédocles nunca cumpliremos, pues es difícil reconciliarnos y volver a obtener un “eso” perdido... Quizás Empédocles se refiere un poco a eso que teníamos antes de tener el lenguaje, esa inocencia por no querer saber ni lo que somos ni lo que hacemos.... y ya es demasiado tarde para recuperarlo... es parte de nuestra evolución...

Amamos a nuestros padres, a nuestros hijos, a nuestros amigos, a nuestro perro y hasta los objetos, el ser humano, fuente de todas las cosas irresolubles, ser enigmático que no hemos podido descifrar, ser que no tiene un objeto sexual definido, ser que no ha encontrado una identificación propia, ser que tiene muchos enigmas por develar para poder conocerse. Pero ante la pregunta del amor, hay estudiosos que tratan de descubrir su secreto, Lacan lo define como dar aquello que no se tiene a quien no lo necesita.

Si bien, Freud no hace una relación muy explícita entre el amor y la sexualidad, pues argumenta que la sexualidad esta en absolutamente todas las fases de nuestra vida mientras que el amor pertenece al mundo de lo parcial, es decir, obedece a la pulsión de vida (EROS) , queda una duda, será que al contrario de esto, es el amor el que esta en todas las etapas de nuestra vida, tomándolo desde el punto de vista de que el amor es un deseo insatisfecho?.

En el libro “Tres ensayos sobre la teoría sexual” , la líbido, homóloga, respecto al amor, del hambre, respecto al instinto de nutrición, permanece próxima al deseo sexual que busca la satisfacción y permite reconocer sus transformaciones. Dado que el instinto sexual representa una fuerza que ejerce una presión, Freud define la Libido como energía de esta pulsión, y Oliverio Girondo hace una buena apología a esta definición. Él quiere solamente mujeres que sepan volar, y más que eso, que se parezcan a Maria Luisa... descargar toda su líbido en esa mujer que es su objeto sexual. Maria Luisa realizaba sus compras volando, sus quehaceres volando, mujeres etéreas, mujeres no terrestres, una mujer idealizada que sólo puede hacer el amor volando, una mujer perfecta que sólo existe en su imaginación.

Analizando la 20va Conferencia tenemos que el hombre no tiene un objeto sexual definido, al igual que puede ser una mujer, puede ser un hombre, un animal, un objeto, o algo con unas características específicas que satisfacen sus necesidades. Si bien, la perversión es tomada como un desvío del supuesto objeto normal de la sexualidad (el sexo opuesto), Oliverio idealiza a esta mujer volviéndose una obsesión el perfecto cumplimiento de las características demandadas, pues, en caso de no tenerlas, no la considera como una opción posible para enamorarse. No hay desvíos en el objeto, quiere una mujer y es su sexo opuesto, pero el idealizarla según sus exigencias tendrá que ver algo con su superyó o con un complejo de Edipo mal cerrado? Algo que ver con la idealización de su madre?, tendríamos que tomar entonces lo simbólico, esto que se refiere a las representaciones, al saber y la cultura y que tiene que ver con el pensamiento y la razón, que se sostienen en el lenguaje. Y esto es lo que hace en el poema, crea todo un mundo imaginario para poder acoger a Maria Luisa o a cualquier mujer que se parezca a ella y cumpla con los requerimientos. Tener una visión de sexualidad idealizada. Qué pensaría Freud de esto?.

Cada vez hacer el amor y echarnos a volar. Volar implica muchas cosas: Dejar atrás los prejuicios, los problemas, los preceptos, entregarse sin vacilar, sin protestar, sin tabúes, entregarse en pleno y concentrado en cada paso que se da. Ser concientes de lo que estamos haciendo, tener plena confianza en la pareja, girar en torno a ella y más que eso, pensar en su placer y no en el propio (tema central de la película Éxtasis). Esto conlleva a un direccionamiento adecuado de la libido para el logro del placer buscado por medio de las zonas erógenas con un elemento especial, la propiedad de vuelo.

Oliverio cumple su tarea, hacer una reflexión sobre el “verdadero amor”, el amor idealizado, ese en el cual no nos importan las características físicas sino las intelectuales, no importa si la mujer es fea o bonita, el todo es que sepa volar, centra su interés en una particularidad que le hace gozar del placer.

Puedo decir que Oliverio tiene resuelto su enigma amoroso, bien definido y organizado, aclara todos los requerimientos y simplemente no admite a nadie que no los cumpla. Otros poetas todavía divagan por el mundo de las letras tratando de encontrar una solución a sus problemas. A ese enigma que es la mujer, a la locura de ser mujer, y yo, como mujer digo, si, es una locura serlo, pero más locura es esto del amor. Cada quien, vagando por el mundo, en un engrane que hace que el mundo se mueva, pero cada uno de esos engranes encaja imperfectamente en la vida de los demás haciendo que no hayan cosas del todo perfectas tal y como quisiéramos, generando frustración y desamor, odio y enmarañando nuestro pensamiento.

De enmarañamientos vivimos, unos que quizás se resolverán y otros que simplemente pasarán como algo de nosotros, que jamás pasará, porque estamos condenados al Sin-alivio. A ese dolor que llevamos dentro... si bien, alguien le preguntaba a Freud cual era la mejor manera de criar un hijo para no traumatizarlo, a lo que responde, haga lo que haga, siempre se traumatizará. Hagamos lo que hagamos, siempre tendremos aspectos indefinidos. El objeto de nuestra pulsión sexual es indefinido, nuestra meta, difusa, nuestra fuente, las zonas erógenas, tratando de satisfacer pulsiones parciales, para donde vamos? Qué seguirá después?, tendremos alguna esperanza o estaremos condenados a perecer? O a diversificar más nuestros deseos a tal punto de que estaremos aún más confundidos?... Réquiem por Freud.

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