lunes, octubre 04, 2004

JERGA CARCELARIA AL INTERIOR DEL CENTRO DE RECLUSIÓN BELLAVISTA DEL DISTRITO JUDICIAL DE MEDELLIN

Un caso evidente de la mutación del lenguaje en Medellín

“Su vida está ligada a los barrotes. A los mismos frente a los cuales los presos se santiguan cuando van a ingresar. Ese es el primer paso del rito de entrada. Cuando los presos nuevos llegan al patio, los demás gritan: “¡Llegó el tren!”. “El tren —dice un preso— trae cigarrillos, plata, giles para engañar... Y comienza la preguntazón: que cómo viene, que por qué viene, y unos dicen: ‘¡Huuuuuy, hermano, ya le echaron el carro!’, y otros le dicen: ‘Lo van a chamuscar’”. (1)


En la cárcel Bellavista de Medellín se ha venido gestando un fenómeno muy particular de “mutación” del lenguaje por parte de los internos, esto se hace explícito cuando se ingresa; en las palabras que se usan a diario y que van nombrando y describiendo no sólo cada uno de los procesos que vive cada interno desde su ingreso, sino también su interacción con los demás internos y con las acciones que debe hacer tanto para obtener bienestar como para obtener alguna venganza.
Según Ferdinand de Saussure, “la mutabilidad se nota cuando se altera más o menos rápidamente los signos linguísticos. La alteración en el tiempo adquiere formas diversas, una lengua es radicalmente incapaz de defenderse contra los factores que desplazan minuto tras minuto la relación entre significante y significado. Es una consecuencia de lo arbitrario del signo que separa radicalmente a la lengua de todas las demás instituciones. Se ve bien por la manera en que la lengua evoluciona; nada tan complejo: Situada a la vez en la masa social y en el tiempo, nadie puede cambiar nada en ella; y, por otra parte, lo arbitrario de sus signos implica teóricamente la libertad de establecer cualquier posible relación entre la materia fónica y las ideas”(2) .
El “Cambuche”, el “Cucho”, “parce”, el “Diablito”, “Gurrupleta” son sólo ejemplos de palabras que han trascendido los barrotes de las celdas y se han instalado en las calles de Medellín, haciendo parte de un lenguaje cotidiano de las clases bajas y en algunos casos, también de la media y alta, haciendo evidente la mutación del lenguaje y de cómo influye en la “cultura paisa” un penal como el de Bellavista. Aunque pareciera imposible, esta “jerga”(3) , usada y llamada así por los guardianes y personal de las ciencias sociales que labora al interior del establecimiento, ha logrado mantenerse, a pesar del prejuicio de que las personas con educación no las usarían y de que esta no trascendería más allá hasta instaurarse en el lenguaje.
De aquí resulta que cada uno de esos dos elementos (mutabilidad e inmutabilidad) unidos en los signos, guardan su vida propia en una proporción desconocida en otras instituciones, y que la lengua se altera, o mejor, evoluciona, bajo la influencia de todos los agentes que puedan alcanzar sea a los sonidos, sea a los significados”(4) .
Cada palabra tiene sentido, cada palabra cumple su función dentro de los procesos sociales de la cárcel, cada una de ellas tiene un significante y su significado particular asociado, el lenguaje muta incluso dentro de la cárcel, y dentro de la jerga misma, en procesos más largos (como los del lenguaje), las cuales son susceptibles de una investigación más profunda que devele su relación con los procesos penales y con la evidente ligazón que tiene con la agresividad y la violencia tanto de los internos como el de toda la ciudad de Medellín.


Aura Luz Moreno Díaz - Psicóloga practicante





(1) NAVIA, José. El lado oscuro de las ciudades. http://www.banrep.gov.co/blaavirtual/letra-o/oscuro/viaje.htm
(2) Saussure, Ferdinand de. Curso de Lingüística General. Editorial Losada, Buenos Aires, 2003. 260 p. ISBN: 950-03-6108-6
(3)Jerga, según el RAE, significa: 1. f. Lenguaje especial y familiar que usan entre sí los individuos de ciertas profesiones y oficios, como los toreros, los estudiantes, etc. 2. f. Lenguaje especial utilizado originalmente con propósitos crípticos por determinados grupos sociales, que a veces se extiende al uso general; p. ej., la jerga de los

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